El peligro de ser periodista.

Por Roberto Veras.-

En el inicio de Semana Santa estuve conversando con un compañero de estudio de la secundaria (en la actualidad Doctor en Medicina Ramón Aquino), quien decía -“me siento identificado con el trabajo de comunicación que tú has venido realizando en SDE, pues no corres peligros como en los tiempos de los 12 años, y percibo que el trabajo que realizas es gratificante”
Dando repuestas a sus afirmaciones le dije: el trabajo de periodista es gratificante, pero el peligro no ha cambiado, sigue siendo una de las profesiones más peligrosas del mundo, ya que cuando eres periodista, puedes ir a lugares de alto riesgo para capturar la realidad sobre el terreno, como es el caso actual entre Rusia y Ucrania.

Hay periodistas que ingresan a barrios llenos de señores del crimen, mafiosos y asesinos. Algunos van a países desconocidos con costumbres extrañas, donde es fácil perderse, ser asaltados o malinterpretados, otros simplemente van a sitios como montañas, selvas o campos minados, que también resultan ser altamente peligrosos. ¡Así que no es tan fácil como piensa mi amigo!

Otras cosas que los periodistas deben tener en cuenta son los políticos enojados y militares de alto rango; pues ser periodista significa que estás dispuesto a exponer la verdad y la verdad puede lastimar a muchas personas, especialmente a aquellas que se han visto atrapadas en medio de algo ilegal o dudoso.

Las eliminaciones, los secuestros y la tortura de periodistas es algo común, especialmente en partes donde el estado de derecho es débil o los propios gobernantes son corruptos y por supuesto, los periodistas irresponsables o no siempre pueden enfrentarse a algo llamado difamación, por lo que es importante tener el doble de cuidado.

Debido a estos peligros, el periodismo se convierte en una profesión heroica y romántica, pues no importa si eres periodista, fotógrafo, reportero o escritor, esta profesión te asegura llegar a las peores partes de la tierra y salir con la llama de la verdad, y esto no deja de ser un peligro para los que ejercemos la profesión.

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